QUE SE MUERAN POR MACHONAS Y CABROS:
DISCIPLINA FRENTE AL ESCÁNDALO
A raíz de las muertes de personajes conocidos de la música y el estilismo, una vez más la sociedad, y en especial, los medios de comunicación han manifestado como piensan, actúan y juzgan sobre las vidas de lesbianas, gays, travestis, transexuales, bisexuales, transgéneros. En ese sentido el Bloque Lésbico alza su voz, para denunciar, protestar y dejar salir nuestro dolor, contra los crímenes tremendamente violentos, que, son para nosotras resultado de discursos y acciones concretas de odio.
Para nosotras, los crímenes de odio se producen porque existe una estructura y un aparato cultural, político y social que los generan y los reproducen cotidianamente, basándose principalmente en la idea de que existen personas que pueden y deben ser eliminadas, ya que su existencia amenaza la persistencia del sistema heteronormativo.
Nuestra voz es para cuestionar ese “paradigma” de que en este país los/as integrantes de la comunidad lésbica, gay, travesti, transgénero, transexual y bisexual deben ser expectorada/os, eliminadas/os, estigmatizadas/os o, en el “mejor” de los casos, “tratadas/os” como producto de una anormalidad mental.
Nuestra protesta también es porque la sociedad aprueba y normaliza constantemente estos asesinatos, a través de diversas instituciones, discursos, leyes y tipos de relación que fortalecen los crímenes de odio de manera directa o indirecta.
Denunciamos por ello a las Iglesias, que cotidianamente nos estigmatiza impunemente. Cuestionamos, asimismo, al modelo de familia tradicional, lugar principal de discriminación y violencia hacia nosotras y nosotros, y en especial a las mujeres, que en vez de ser lugar de acogida ha sido y es un lugar de tortura, un lugar desde donde se violenta, colocándonos en una situación insostenible en lo referido a nuestra integridad física y psicológica. Protestamos también porque desde el sistema educativo y en general del sistema social y el aparato jurídico político se nos criminaliza y castiga.
Protestamos en contra de los medios de comunicación que, en la actualidad, han difundido discursos de lesbofobia en el tratamiento del crimen de Alicia Delgado y de su relación con Abencia Meza; lesbofobia que se sustenta en el repudio profundo frente a una sexualidad femenina cuya centralidad no es un hombre, cuya centralidad no es la dependencia a una cultura patriarcal.
Denunciamos a los diversos programas/noticieros televisivos que han venido utilizando la relación de estas mujeres como el prototipo de las relaciones lesbianas insinuando que por serlo, las aqueja un supuesto vacío, o dejando entrever que frente a la falta de un “algo” que no tienen, construyen una personalidad violenta, enfermiza, posesiva y obsesiva. Reconocemos, eso sí, que la violencia de pareja, responde más bien, a relaciones de poder destructivas y patriarcales, que ocurren tanto en las parejas lésbicas, gays como en las heterosexuales; en ese sentido estamos a favor de su denuncia y visibilización como tales.
Alzamos nuestra voz para decir que la realidad de las mujeres lesbianas es sumamente compleja, por todo lo que tenemos que enfrentar, lo que sin duda muchas veces nos vulnera; pero también nos fortalece y consolida.
Sin duda, muchas mujeres lesbianas tenemos que sortear situaciones difíciles y de violencia desde la juventud en razón de la discriminación por nuestra orientación e identidad. Sin embargo, enfrentar este problema (como lo vienen haciendo los medios de comunicación) como una forma de deslegitimar y descalificar a las mujeres lesbianas o como una forma de patologizarlas es sumamente perverso e irrespetuoso. Además, es insensible frente a su lucha, a su fortaleza, frente a sus dolores, a sus vergüenzas, a sus silencios, a sus medias verdades, a su valentía.
La forma en que se viene tratando el tema carece de una reflexión seria que visibilice los elementos centrales que colocan a las lesbianas en una situación de especial vulneración, producto de una cultura machista, misógina y heteronormativa. Además de invisibilizar a la comunidad lesbiana como protagonista y en constante lucha por transformar estas condiciones; somos y seremos actoras de cambio, construyendo mejores posibilidades y propuestas de vida, en que todas/os seamos respetadas/os.
La muerte del estilista Marco Antonio –que, si bien es cierto, ha tenido un tratamiento más respetuoso y sensible– también es tratada como consecuencia de un tipo de relaciones entre los gays, como una particularidad que invisibiliza nuevamente que estos tipos de crímenes tienen –por la forma violenta en que fueron ejecutados– como principal móvil el odio.
Dadas estas situaciones, desde el Bloque Lésbico emplazamos principalmente al Estado, que ha sido cómplice por poner trabas permanentes a políticas contra la discriminación; por no generar políticas públicas frente a los asesinatos de odio (travestis, transgéneros, transexuales y trabajadoras sexuales son cotidianamente golpeadas y asesinadas en nuestras calles); por no generar servicios públicos para la denuncia de la violencia de la que somos víctimas lesbianas, gays, travestis, transgéneros, transexuales y bisexuales, no solo en la calle sino en nuestras propias casas. Ha sido cómplice por no generar políticas educativas respetuosas, sensibles y que motiven la socialización entre las diferencias; por no generar políticas de reconocimiento a las uniones, que cualquier otra u otro ciudadano en este país sí tiene.
Es decir, es un Estado que, debido a su incapacidad de reconocimiento, nos coloca en un estado de NO-ciudadanía. Sus silencios e inacción solo nos dejan concluir que los diferentes asesinatos, torturas, golpizas, violaciones se van conformando en medidas de disciplinamiento y normalización social, que nos recuerdan aquellos años de terrorismo subversivo y terrorismo estatal.
Seres humanos muertos –por el hecho de mantener una sexualidad no hegemónica o dominante– deben llamar nuestra atención, no sobre los detalles de la personalidad de las y los implicados, no sobre los detalles de su vida privada….sino, sobre por qué genera tanto miedo, precisamente, una sexualidad no hegemónica. ¿Qué desequilibra una sexualidad lesbiana, en realidad?, ¿qué se pone en cuestión?, ¿por qué genera tanto miedo que una mujer construya su vida con otra mujer y no dependa de ningún hombre?, ¿será que la cultura machista y misógina entró en crisis y tenía que disciplinar a las lesbianas? ¿Por qué hay personas que consideran que la eliminación de lesbianas, travestis, transgéneros, transexuales, gays y bisexuales es una medida de solución… qué quieren solucionar? ¿Por qué periodistas, políticos, curas y gente de la calle sigue creyendo que son más legítimos y válidos que nosotras y nosotros lesbianas, travestis, transgéneros, transexuales, gays y bisexuales?
La respuesta implicará mirar dentro de nuestra sociedad y sus odios, mirar el lado que siempre está al acecho, el lado más desgarrador. Nosotras estamos atentas y en pie de lucha, pues estamos seguras que nuestro aporte, demandas y propuestas, aún no reconocidas, convertirán a nuestra sociedad en una sociedad más fortalecida, que podrá enfrentarse a sí misma y por lo tanto crecer.
Bloque Lésbico
Lima, julio 2009.